La toga, el birrete y la pelotita de golf flotando sobre su pie izquierdo: la imagen imborrable de Diego Armando Maradona en la Universidad de Oxford, durante una charla en 1995, fue por décadas la postal de ese improbable encuentro entre la elite académica y el ídolo popular. Ahora, exactamente 30 años después, con el Pelusa ya muerto, la reunión de esos mundos que parecían incompatibles, como “la Biblia y el calefón” del tango, ha devenido en una intimidad productiva. Y la figura de Maradona ha sido el centro, por primera vez –aseguran sus organizadores–, de un congreso internacional universitario.
Durante tres días, en la Universidad de Buenos Aires (UBA), profesores, investigadores, escritores, periodistas, deportistas y estudiantes han debatido y compartido investigaciones, exposiciones y también recuerdos y anécdotas sobre el exfutbolista y entrenador argentino, el mítico campeón del mundo con la selección albiceleste en México 1986.

Maradona y la identidad nacional y latinoamericana; Maradona y las culturas populares; devoción y religiosidad en el universo maradoniano; Maradona y la guerra de Malvinas; Maradona y la masculinidad hegemónica; moda, tatuajes y muralismo alrededor de su imagen… fueron algunos de los temas abordados, entre muchos otros.
“Queríamos pensar a Diego desde distintas perspectivas y en el ámbito de la universidad pública. Pensar nuestra historia reciente a través de él, pensarlo a él como hecho político, social y deportivo, pensarlo en relación con los feminismos”, enumera Fabián D’Aloisio, coordinador de la cátedra Diegologías y director de la revista Meta-sentidos en juego, los dos espacios que gestaron el congreso junto a la Facultad de Ciencias Sociales (UBA).
Sin recurrir a fondos estatales, la convocatoria superó las expectativas. Entre el jueves y el sábado, más de 200 expositores, provenientes de 15 universidades argentinas y de otros países, participaron del encuentro, con entrada libre para el público.
“Lo extrañamos todos los días al Diego. ¿Sabés cuánta falta nos hace hoy en este país?”, dicen casi a coro Pablo y Marcelo, dos estudiantes avanzados de Sociología. En la fachada de la facultad, varias gigantografías reproducen la imagen de Maradona y anuncian el congreso. Sobre la calle, una batucada le pone ritmo al ingreso.
Adentro, a la espera del inicio de las actividades, una larga fila de personas serpentea por los pasillos de Sociales, entre grupos de alumnos que estudian o discuten, otros que leen en soledad o aguardan para rendir examen. “Con la mitad del presupuesto no alcanza”, advierte un cartel, en rechazo al recorte de fondos a las universidades públicas aplicado por el Gobierno ultra de Javier Milei.
“Fue la mano de Dios y el demonio sudaca”, resumió las múltiples caras de Maradona el periodista Alejando Apo, al leer un poema de Héctor Negro en la inauguración del congreso. También en esa instancia, el periodista Ariel Scher recordó la definición de Jorge Valdano sobre la sobrevida de Maradona en la memoria social: “Es el ausente más presente que he visto”. Durante los tres días del congreso, el grito de “Maradoo, Maradoo” acompañó los debates y las conferencias. Las camisetas futboleras con el 10 en la espalda —de la selección argentina, de Boca, del Napoli, también de Newell’s— tiñeron con sus colores las aulas.

“La característica principal de Maradona es su rabia”, apuntó, en uno de los paneles, el historiador Hernán Brienza. “Maradona es un gran desclasado: era un millonario que pensaba como cuando era pobre, desde esa rabia plebeya se ubicaba ante la injusticia estructural”, agregó. “La rabia maradoniana es la fuerza histórica de la dignidad de una patria derrotada”.
En otra presentación, el sociólogo Pablo Alabarces caracterizó al exjugador del Barcelona y el Sevilla como “el mayor ídolo de la historia de la cultura popular argentina”. “Nuestro mayor superhéroe”, propuso, en la misma mesa, la escritora Gabriela Saidón y, luego, reflexionó sobre la construcción de Maradona como “santo y dios”. Alabarces remarcó, en cambio, que fue “una figura más política que religiosa”, el protagonista de “un relato plebeyo, democrático, igualitario, profundamente popular”. Algo que, polemizó, Lionel Messi no puede encarnar. En la discusión terció Nestor Borri, militante cristiano y codirector del proyecto Factor Francisco: “También se podría decir que somos un pueblo de dos almas, por eso tenemos a un Maradona y a un Messi”.

La increíble parábola vital del Pelusa, desde su origen humilde hasta la fama global, también sus problemas de adicciones y personales, afloraron en los debates, en los que casi no se trataron sus proezas deportivas. La mirada feminista aportó enfoques nuevos.
“Después del 25 de noviembre de 2020 [cuando a los 60 años murió Maradona], muchas mujeres tuvimos que dar explicaciones de por qué lo queríamos a pesar de…”, dijo Mónica Santino, futbolista y entrenadora. Abogó por “no poner a Diego en un lugar de culpable o inocente. Diego fue alguien que siempre habitó la incomodidad, podría haberlo pasado más tranquilo si no hubiera enfrentado al poder. A su manera, machista seguramente”.

La socióloga colombiana Laura Márquez Ramírez analizó la representación de la masculinidad en Maradona y, contra lo que se podría prever, observó que “su figura abre grietas en los mandatos tradicionales” y propone “hombres diversos, hombres pobres, hombres que han caído, han fallado y buscan la redención”, habilitando “la vulnerabilidad, el llanto, la expresión emocional compartida”.
El cierre del congreso, este sábado, dejó latente la presunción de que habrá nuevas ediciones. En cualquier caso, está previsto que todos los años, en el segundo cuatrimestre, la UBA dicte un curso no curricular titulado “Diegologias. Miradas sobre el universo maradoniano”. En la universidad parece ya tener un lugar asegurado ese hombre a quien el escritor Osvaldo Soriano describió alguna vez como “la patria en pantalones cortos”.