Ya se sabe, el periodista nunca es la noticia. Pero hagamos una pequeña excepción. Clair Obscur: Expedition 33, es el mejor videojuego del año. Ganó nueve premios en The Game Awards (los Oscar de los videojuegos) el día 11 y constituye un pequeño milagro: creado en Francia por un equipo de unas 30 personas (los grandes juegos tienen cientos de trabajadores), luce como una superproducción y ha encandilado al mundo.
Todo era felicidad hasta que el día 17, Gene Park, especialista en videojuegos de The Washington Post, compartió una frase de François Meurisse, productor de Clair Obscur, en un reportaje de junio que hasta ahora había pasado bajo el radar: “Usamos algo de IA, pero no mucho”. En ningún momento se indicaba el uso de inteligencia artificial generativa (generativa es el término clave), pero las redes ardieron: el tuit acumuló rápidamente más de ocho millones de visualizaciones y el debate se extendió por toda la red entre los que tomaron la parte por el todo y pedían execrar el juego por “estar hecho con IA” y los que le quitaban importancia por ser una frase inconcreta.
El caso es que esa frase es de un reportaje de quien esto firma que trata sobre reducción de costes digitales. Para aclarar el entuerto, ofrecí a la empresa añadir una nota en el artículo. Dieron su visto bueno y declararon esto el día 18: “No hay ningún elemento realizado con IA generativa en el juego. Cuando las primeras herramientas de IA estuvieron disponibles en 2022, algunos miembros del equipo experimentaron brevemente con ellas para generar texturas provisionales. Tras el lanzamiento, se eliminaron en un plazo de cinco días y se sustituyeron por las texturas correctas que siempre se habían previsto para el lanzamiento, pero que se pasaron por alto durante el proceso de control de calidad”.
Quedaba bastante claro, ¿no? En el mundo digital y de las redes, sin embargo, todo puede ser usado en tu contra. Mutatis mutandis, la nota aclaratoria se convirtió en una suerte de autoconfesión y los Indie Game Awards (otros premios) despojaron al juego del premio a mejor juego del año el día 20. “A la luz de que [la empresa] Sandfall confirmara el uso de IA, Clair Obscur queda automáticamente descalificado”, indicó la organización. En fin. Por si le interesa al lector, el debate sigue en las redes, y se prolongará durante meses. Quizá se prolongue para siempre, en realidad, porque lo que se dilucida no es si un estudio hizo un uso tentativo de IA no generativa en un estadio preliminar de su juego, sino algo mucho más profundo: ¿Matará la IA a los creadores? Eso es, en realidad, lo que aterra al mundo.
Clair Obscur es solo la excusa para este debate, sin duda uno de los más importantes de estos años: y es que es prácticamente inevitable que el uso generalizado de la IA ayude a reducir costes y plazos. En los videojuegos, pero también en películas, discos y hasta en el proceso editorial. Lo hará, no hay que hacerse los tontos, a costa de una reconversión laboral que será dolorosa. Pero quien no use IA, sencillamente, quedará en desventaja. Existen alternativas, claro, y cada vez hay más líneas de pensamiento en esa dirección: ¿De qué manera se contrarrestan los talleres de moda rápida? Con sellos de comercio justo. ¿Y el hacinamiento de animales? Con comida ecológica. Es más caro, claro, pero intenta equilibrar la balanza. No es descabellado pensar que algo así llegue al mundo digital, así que la pregunta está servida: ¿Estaría usted dispuesto a ayudar de verdad a los creadores de carne y hueso, a apoyar el trabajo artesanal y la autoría humana? Recordemos que en España la piratería ha crecido un 9% este año. En plata: ¿Estaría usted dispuesto a pagar más por un videojuego, una película o un disco hecho sin IA? Dejen de tuitear: que cada uno lo piense y se responda en silencio.