El brutal incendio en una tienda Waldo’s de Hermosillo sigue llenando de tristeza la capital de Sonora. “Perdóname por no haber alcanzado a llegar a salvarte, no alcancé a salvarlas. Eras, eres y siempre serás el amor de mi vida”, ha escrito Rey Vásquez para despedir a su esposa, Lupita Fernández, y a la bebé que esperaban, en su cuenta de Facebook. Fernández estaba en la tienda con su hermano pequeño, Alejandro, y su madre, Guadalupe Castro. Los dos fallecieron también en la explosión. No es la única familia completa que perdió la vida el sábado en la tarde. Murieron Karla Cota y sus dos hijos, José de Jesús y Diego, de seis y nueve años; la enfermera Zelma Quintero con su hija Danna, de ocho, y su bebé Rafael, de poco más de un año, y también Edith Eloína Villa con su hija Corina. Las llamas y el humo acabaron con estudiantes, trabajadores y matrimonios. Hasta el momento, el Gobierno de Sonora ha reconocido 23 víctimas mortales y una docena de heridos, de los que dos siguen en estado grave. Mientras la Fiscalía responsabiliza de la tragedia a la quema de un transformador eléctrico, las familias de las víctimas piden justicia.
“Que pague quien tenga que pagar, aunque nadie me va a devolver la vida de mi hija y mis nietos. Que se pongan en el lugar de uno, que sean empáticos”, dijo Luis Quintero en el velorio de Zelma, Danna y Rafael. En esta despedida, a la que se sumaron los compañeros del Hospital San José de Hermosillo, donde Zelma Quintero trabajaba de enfermera, su padre exigió “que haya justicia”. A esta petición se ha sumado la incredulidad de las familias y amigos de los fallecidos.
Tras enterarse del incendio, Rosa, una vecina de Hermosillo, buscaba en Facebook información de Marcos González, subgerente del Waldo’s: “¿Y a los gerentes, ya los reconocieron? Marcos trabajaba ahí y media hora antes estaba cuidando el acceso?“. González es otra de las víctimas mortales de la explosión. También las trabajadoras de Waldo’s Ana María Cortez y Jhoana Hernández, que era cajera mientras estudiaba Negocios y Comercios Internacionales en la Universidad de Sonora, que estos días la despide con tristeza. ”Que descanse en paz, bella joven, simpática; me tocó impartirle Matemática y este semestre Estadística. Magnífica alumna”, escribía una de sus profesoras.
Waldo’s es una de las mayores cadenas de tiendas de descuento de México. Pasadas las tres de la tarde del sábado, en plena festividad de Día de Muertos, la sucursal del centro de Hermosillo empezó a arder. Dentro estaba Karla Cota con sus dos hijos pequeños, que habían ido a comprar las últimas cosas para la celebración. También Joaquín Ortiz Muguía, trabajador de una tintorería local, y su esposa María de Luz Tanos; y el matrimonio de Julio César Salas y María Guadalupe Pérez. Las llamas arrasaron la tienda, repleta de artículos a bajo precio, y llegaron a salir hasta los coches que estaban situados a sus puertas.
La tienda estaba llena, revelaron las autoridades, que enfatizaban que se habían salvado vidas gracias a la rápida actuación de los equipos de emergencia. “Las condiciones por las que falleció la mayoría fue por inhalación de gases tóxicos, por lo que será posible su identificación”, explicó el fiscal de Sonora, Gustavo Rómulo Salas. La Fiscalía todavía no ha difundido la lista oficial de fallecidos, que se sigue conociendo por redes sociales. Hasta el momento han identificado 21 de las 23 víctimas mortales. El presidente nacional de la Cruz Roja Mexicana, Carlos Freaner, confirmó que fueron cinco hombres, cuatro niñas y dos niños, y 12 mujeres.
Una de ellas es Carmen Aguilar, trabajadora de la Secretaría de Infraestructura y Desarrollo Urbano (Sidur) del Gobierno del Estado, a quien buscaron sus hermanos durante horas después del incendio. Finalmente, pudieron reconocerla ya sin vida. El Gobierno municipal de Baviácora ha despedido a dos jóvenes, Jesús Cabrera Murrieta y Guadalupe Córdova, que eran pareja y vivían en Hermosillo, donde él estudiaba Ingeniería de Software y ella, Pedagogía. “Una luz intensa, una vida valiente”, despedían las esquelas de estos jóvenes de 19 y 20 años: “Tu recuerdo es un tesoro, que el tiempo no borrará”.