El argentino Gustavo Alvarez, extécnico de Universidad de Chile, habló sobre su salida del cuandro estudiantil y fue enfático al señalar que su objetivo era terminar de buena manera la relación con el club.
“Mi principal objetivo era terminar bien la relación. A nosotros nos vinculaba un contrato de dos años con un tema de una extensión […] que podía poner la cuestión en un tribunal. Preferí evitarlo”, confesó el DT en diálogo con TNT Sports.
El entrenador reveló que, para destrabar su salida, accedió a un acuerdo económico que beneficiara a la institución: “Que haya un reconocimiento, un gesto hacia el club con una cifra acordada por ambas partes. No lo quise terminar con carta documento, aún con posibilidad de irme a cero peso. No es mi forma de actuar”.
Consultado sobre si hubo un quiebre específico con la dirigencia, como el fallido fichaje de Eduardo Vargas o temas logísticos, Álvarez le bajó el perfil a los rumores de conflicto, aunque admitió que la relación se fue apagando.
“Me parece que toda relación se va desgastando poco a poco y es normal en todos los ámbitos de la vida. No hubo hechos puntuales de suma gravedad que provocaron una ruptura, sí un desgaste que considero normal”, explicó.
Sobre su relación con Michael Clark, presidente de Azul Azul, aseguró que el trato fue correcto hasta el final.
“Michael viene a hablar conmigo faltando dos meses para terminar el año. Hablamos en buenos términos, yo le expresé todo lo que veía, lo que sentía, pero siempre desde el lugar de empleado del club”, comentó.
Finalmente, Álvarez también aprovechó para despejar las dudas sobre su futuro inmediato, negando rotundamente que su renuncia se deba a una oferta de una selección o de otro equipo.
“No tengo ninguna oferta de trabajo. Yo consideré que era un proceso desgastado, que lo mejor para ambas partes era un cambio. Lo planteo de esa forma pensando únicamente en el presente y sin ningún interés o conveniencia en el futuro”, sentenció.