La circulación de una nueva moneda de $100 en Chile marca un hito en el sistema monetario del país. Esta edición especial fue acuñada con motivo del centenario del Banco Central, pero trae consigo una pregunta inevitable: ¿qué ocurrirá con las monedas antiguas que todavía siguen en circulación?
Aunque muchos ciudadanos aún encuentran en su vuelto las clásicas monedas monometálicas de color cobrizo, esas piezas —emitidas hasta el año 2000— están en proceso de retiro progresivo. Desde hace años, el Banco Central dejó de producirlas y actualmente se están recolectando mediante las instituciones bancarias.
El retiro de las antiguas monedas no requiere que las personas tomen medidas específicas. Según voceros del organismo, las piezas son retiradas naturalmente a medida que ingresan a los bancos y luego son almacenadas y recicladas. El objetivo: reducir la cocirculación de diferentes modelos que complican tanto el reconocimiento manual como el funcionamiento de máquinas expendedoras y contadoras de monedas.
La nueva moneda conmemorativa mantiene el formato bimetálico, lo que facilita su identificación y uso cotidiano. A pesar de su valor simbólico, no se trata de un objeto de colección, sino de una pieza destinada a la circulación masiva. Se emitirán 30 millones de unidades y se espera que lleguen gradualmente al comercio y a los usuarios en sus transacciones habituales.
No es necesario cambiarlas ni desecharlas. Las monedas de $100 antiguas seguirán siendo aceptadas como medio de pago mientras estén en circulación. Sin embargo, su presencia irá disminuyendo con el tiempo. Aquellos que deseen pueden depositarlas o usarlas con normalidad, ya que el sistema bancario las absorberá progresivamente.
El valor detrás del metal
Más allá del valor nominal, las monedas retiradas no se pierden: al llegar al Banco Central, son almacenadas y eventualmente sus metales se venden para su reutilización. Este proceso permite recuperar recursos y cerrar el ciclo de vida útil de cada pieza.
Chile convive hoy con varias generaciones de monedas de $100, cada una con una historia distinta. Mientras una nueva edición comienza su camino, la anterior se despide silenciosamente. Lo importante: ambas conservan su validez y utilidad, garantizando que el cambio sea gradual, seguro y sin impacto para la ciudadanía.