El proyecto de subir a 60 kilómetros por hora la velocidad máxima en zonas urbanas ha generado un intenso debate. En 2018, se redujo la velocidad máxima de circulación en las zonas urbanas de Chile de 60 a 50 km/h, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y garantizar una mayor seguridad vial. Sin embargo, un grupo de senadores de oposición encabezado por Iván Moreira ha presentado un proyecto de ley para revertir esta medida y volver a la velocidad máxima anterior.
Este proyecto ha generado críticas por parte de expertos en seguridad vial. Se argumenta que aumentar la velocidad máxima en zonas urbanas va en contra de las tendencias internacionales, donde se busca reducir la velocidad para disminuir los siniestros y las lesiones causadas por los accidentes de tránsito. Además, se destaca que la reducción de la velocidad a 50 km/h en 2018 fue un paso importante para disminuir los fallecimientos por exceso de velocidad.
Los expertos señalan que la velocidad de circulación es un factor determinante en la seguridad vial. Reducir la velocidad promedio en un 5% puede llevar a una reducción del 30% en el número de colisiones mortales. Además, se destaca que circular a 60 km/h en zonas urbanas aumenta significativamente el riesgo de muerte en caso de siniestros que involucren a peatones o ciclistas.
La propuesta de aumentar la velocidad máxima también es criticada por su impacto en la fluidez del tráfico. Se argumenta que impulsar políticas que fomenten conductas temerarias e irresponsables en las calles es un grave error. En lugar de promover un aumento de la velocidad, se insta a acelerar la aprobación de proyectos que fomenten comportamientos más seguros en las vías, como la implementación de licencias de conducir por puntos.
La ex Ministra de Transportes y Telecomunicaciones, Gloria Hutt, quien promovió la reducción de la velocidad máxima en su periodo, resalta la evidencia contundente sobre la probabilidad de fallecer en siniestros por exceso de velocidad. Además, se destaca que Chile ha suscrito el Segundo Decenio de Acción para la Seguridad Vial, comprometiéndose a reducir las muertes y los lesionados graves en un 30% para el año 2030.