El gobierno chileno se enfrenta a un estado de emergencia en cuatro regiones del centro-sur del país debido a las intensas lluvias que han afectado la zona. Estas precipitaciones, que comenzaron el pasado sábado, han causado desbordamientos de ríos, inundaciones en extensas áreas, y han dejado un impacto significativo en la vida de miles de personas.
Hasta el momento, se reportan 5.000 damnificados, 20.000 personas aisladas y la trágica pérdida de tres vidas humanas. Una cuarta persona permanece desaparecida después de caer en un río. La región del Maule, ubicada a unos 250 kilómetros al sur de la capital, Santiago, es la más afectada por la lluvia, y la mayoría de sus 30 comunas han sufrido inundaciones totales o parciales debido al desbordamiento del río que lleva el mismo nombre.
Para hacer frente a esta situación, el presidente Gabriel Boric ha declarado el estado de emergencia en las regiones de O’Higgins, Ñuble, Biobío y Maule. Esta medida permite una distribución más rápida de los recursos necesarios para apoyar a sectores clave de la economía, como la ganadería, la agricultura, la vitivinicultura y la apicultura, los cuales se han visto gravemente afectados.
El Gobierno de Chile está tomando medidas para ayudar a las personas afectadas y para mitigar los efectos de las lluvias intensas. Además, se han suspendido las clases en más de 900 centros escolares municipales en 60 municipios de las regiones afectadas, para garantizar la seguridad de los estudiantes y el personal escolar.
Aunque las previsiones meteorológicas indican una disminución de las precipitaciones, se espera la llegada de vientos fuertes con velocidades de hasta 80 kilómetros por hora, lo que podría complicar aún más la situación. Este evento de lluvias intensas es el segundo que afecta la zona centro-sur de Chile en esta temporada de invierno. Los expertos señalan que, en parte, esto se debe a los efectos del fenómeno de El Niño, que ha regresado con una fuerza histórica y sin precedentes.